domingo, septiembre 03, 2006

Ética y educación

La actividad filosófica siempre ha formado parte de las instituciones educativas. Asimismo, las teorías educativas están ligadas estrechamente al pensamiento filosófico. Sin embargo, la producción filosófica sobre la educación es particularmente escasa si la comparamos con otros problemas que los filósofos de nuestros tiempos parecen preferir.
No obstante, no resulta ajena la imagen del maestro y los discípulos, de profesores y sus alumnos, que conforman comunidades de conocimiento. Es más: la mayoría de los filósofos han sido también educadores, muchos han fundado escuelas y han ejercido su tarea educativa no solamente en instituciones escolares, sino en los más diversos lugares. Sócrates enseñaba en las plazas, calles y mercados; Platón y Aristóteles enseñaron en las escuelas que ellos mismos fundaron; San Agustín fue educador toda su vida y fundó varias academias; Locke y Rousseau fueron profesores particulares; Kant fue docente universitario durante décadas; Dewey dictó clases desde Estados Unidos hasta la China; Gramsci enseñó en la cárcel; etcétera, etcétera.
Esta larga tradición parece mostrar -según dice B. Parain- que la filosofía occidental está hecha para ser enseñada, que su vocación es ser enseñada. Y enseñar es la actitud más democrática.

Claudia M. Sanese (2006), Conocimiento, ética y educación, ed. del autor, Bs. As., p. 11.

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