lunes, septiembre 11, 2006

ÉTICA APLICADA

La ética aplicada se distingue de la ética en general por su especial enfoque sobre cuestiones de índole práctica. Ésta incluye, por lo tanto, a la ética médica, la ética ambiental y la evaluación de las implicaciones sociales del cambio científico y tecnológico, así como cuestiones de política en áreas tales como el cuidado de la salud, los negocios o el periodismo. También se ocupa de los códigos y las responsabilidades profesionales en tales áreas.
Típicas cuestiones que se discuten son el aborto, la eutanasia, las relaciones personales, el trato con animales no humanos y temas sobre raza y género. Aunque a veces tratados aisladamente, estos puntos son mejor discutidos en el contexto de algunas cuestiones más generales que han sido permanentes preocupaciones de los filósofos, tales como: ¿De qué manera podríamos nosotros ver el mundo y nuestro lugar en él? ¿En qué consiste la buena vida para el individuo? ¿Qué es lo bueno para la sociedad? En relación con estas preguntas, la ética aplicada involucra la discusión fundamental de ética teórica, incluido el utilitarismo, la teoría de los derechos liberales y la ética de la virtud.
Ética aplicada y filosofía aplicada son a veces tomados como sinónimos, pero la filosofía aplicada es de hecho más general, y cubre también terrenos como las leyes, la educación y el arte, así como puntos teoréticos en inteligencia artificial. Estas áreas incluyen problemas filosóficos –metafísicos y epistemológicos- que no son estrictamente éticos. La ética aplicada puede entonces ser entendida como un enfoque más acotado sobre preguntas éticas. Sin embargo, muchos de los puntos que trata involucran de hecho otros aspectos de la filosofía, la ética médica, los cuales incluyen, por ejemplo, temas metafísicos tales como la naturaleza de la persona o la definición de muerte.
Definiciones
Mientras que el nombre de ética aplicada es comparativamente nuevo, la idea no lo es. La filosofía se ha interesado tradicionalmente en preguntas tanto de moralidad personal (¿Qué debo hacer?) como de moralidad pública (¿Qué es bueno para la sociedad?), pero mientras que estas preguntas son fundamentales para la ética aplicada, también podría decirse que caracterizan a la ética en general. La ética aplicada, por consiguiente, se distingue normalmente como esa parte de la ética que proporciona una particular y directa atención a los problemas y las controversias de índole práctica.
En la esfera privada, los problemas éticos incluyen, por ejemplo, temas que relacionan a la familia o las relaciones personales íntimas, el cuidado de la persona mayor o del inválido, la crianza del menor, particularmente donde los temas de la moralidad son enfocados o los problemas personales surgen para el individuo en el lugar de trabajo. En la esfera pública, la ética aplicada puede preocuparse por evaluar la política a la luz del impacto de adelantos en la tecnología biomédica o evaluar obligaciones internacionales y deberes hacia las generaciones futuras a la luz de problemas ambientales. La arena pública incluye también una gama de problemas para la sociedad plural, como la etnicidad o el género con respecto a la discriminación, comprensión cultural y tolerancia; más ampliamente aún, también puede extenderse a los problemas de interés para la filosofía política, como el terrorismo y la ética de guerra. En todos estos temas, la preocupación de la ética aplicada es no sólo proporcionar una perspectiva ética personal, sino también mantener las pautas de política pública.
La ética aplicada incluye también el área de la ética profesional; examina los dilemas éticos y desafíos que incluyen a los trabajadores en el campo del cuidado de la salud –médicos, enfermeros, consejeros, psiquiatras, dentistas- y una gama amplia de obreros en otras profesiones, incluso abogados, contadores, gerentes y administradores, hombres de negocios, policías y oficiales de la ley. Los problemas éticos específicos como la confidencialidad, el decir la verdad o los conflictos de interés que pueden surgir en todas o en alguna de estas áreas, y la mayoría de las profesiones buscan codificar sus acercamientos y mantener la guía de sus miembros.
Teoría y práctica
Subyacentes a tales temas están las cuestiones sobre justicia, derechos, utilidad, virtud y comunidad. la práctica de distinguir entre ética teórica y ética aplicada debe, sin embargo, ser tratada con precaución. En efecto, algunos han considerado el término aplicada como redundante, con el fundamento de que no puede ser ética si no es aplicada: por un lado, argumentan, los conceptos teóricos tales como derechos y justicia no deberían ser vistos como meras abstracciones; y por el otro, la ética aplicada no debería ser separada de sus raíces en la moralidad tradicional. Pero mientras que es importante acentuar esta continuidad, hay ciertas características principales de la ética aplicada que la diferencian de la ética teórica en la práctica. Éstas son:
a) su mayor atención al contexto y al detalle, y
b) su acercamiento más holístico –su buena voluntad para unir los ideales éticos a una concepción de la naturaleza humana y las necesidades humanas. Por eso, quienes practican la ética aplicada pueden tener mejor voluntad que los que proponen la filosofía moral académica tradicional para reconocer que la psicología y la sociología, el conocimiento de la cultura y de la historia, los aprendizajes de la buena literatura y aun la comprensión de los seres humanos como entidades biológicas, son todos relevantes para la determinación de cuestiones morales en la vida personal y pública.
La línea demarcatoria entre la ética aplicada y la teórica que ésta sugiere puede ser trazada en ese punto del espectro de la ética donde la teoría ética no se limita a las recomendaciones y es confinada al análisis de conceptos morales tales como derecho, bueno, responsabilidad, culpa y virtud, para discutir lo que podría ser llamado la epistemología de la ética –teorías tales como el realismo ético, el subjetivismo y el relativismo. Ésta es el área a veces descripta como meta-ética. Trazar la línea en este punto puede ser útil en tanto que no permita oscurecer la verdad de que la ética aplicada y la teórica no están desconectadas, sino más bien unidas en un continuo que va de lo particular a lo general, de lo concreto a lo abstracto.
El foco último de la ética aplicada puede ser enteramente particular: el estudio de casos individuales. Y esto es lo que yace como una característica remarcable de la ética aplicada: su concentración en los dilemas –no necesariamente en el sentido lógico fuerte de situaciones en las cuales es imposible actuar correctamente porque cada uno de los dos cursos de acción, o es juzgado como mandatario o es juzgado como incorrecto, sino más bien en el sentido más vago de los casos en que una elección entre cursos de acción puede ser extremadamente difícil, los argumentos apremiantes en ambos lados y la persona que debe actuar es fuertemente influida en direcciones opuestas (por ejemplo, para sancionar una intervención médica drástica que salve un bebé severamente discapacitado que de otra manera moriría; o para permitir que la naturaleza siga su curso). Debería decirse, sin embargo, que elegir entre opciones que no son moralmente iguales no es, estrictamente hablando, un dilema, aunque se admite como emocionalmente traumático, en tanto que elegir entre obligaciones morales que son indisputablemente de igual peso no es un problema moral. La cuestión para la ética aplicada en tales casos bien puede ser, en tal caso, considerar si las opciones morales disponibles son igualmente correctas o no.
A raíz de su focalización en dilemas individuales, la ética aplicada debe enfrentar la cuestión de la universalización, que puede ser vista también como un problema de llanero solitario: muchas cosas son juzgadas como erróneas como resultado de formular la pregunta: ¿Qué pasaría si todos hicieran eso? Aunque, en un caso particular, podría parecer inofensivo y más conveniente para un individuo ignorar la regla, mientras que podría ser beneficioso por el hecho de que todo el mundo lo está siguiendo. El eticista aplicado, como el filósofo moral teórico, debe encontrar una vía para manejar este problema. El problema está estrechamente relacionado con la necesidad de emplear lo que a veces es llamado casuística moral. Esta antigua disciplina no debe ser necesariamente despreciada, pues mientras que un significado secundario del término casuística indica sofisma o quien anda con sutilezas, no fue originalmente un término despectivo, sino que simplemente se refería a aceptar, en un contexto teológico, el deseo de la gente de encontrar la respuesta correcta a una cuestión difícil de conciencia en un conjunto de circunstancias particulares.
El método
Un método de razonar empleado en la ética aplicada puede ser comparado con un diseñador que comienza con un plano, pero que tiene que adaptarlo a los materiales que maneja y a las situaciones en las cuales es requerido. Hay algo de parecido, en este punto, con el método hegeliano de la razón dialéctica, así como también el método del equilibrio reflejo favorecido por escritores contemporáneos como Rawls (1979), en quien las intuiciones que corresponden a casos particulares son medidas contra los principios, causando que éstos sean revisados y sus implicaciones para casos particulares nuevamente reevaluadas. De acuerdo con este punto de vista, el método de la ética aplicada no es ni puramente deductivo, ni puramente inductivo. Para otros, sin embargo, el modelo deductivo es más poderoso y la pregunta a responder en cualquier caso particular es simplemente qué principio (inviolable) subyace. Otros nuevamente favorecerían el modelo inductivo, de acuerdo con el cual, viendo claramente lo que es correcto en los casos particulares, se vuelve posible formular un principio general que abarca éstos y otros juicios particulares.
En general, la discusión de las teorías éticas en la ética aplicada apunta a perseguir, en la dirección del más alto grado de generalidad y abstracción, la cuestión de qué deberían hacer los seres humanos. En la práctica, la discusión de las teorías está frecuentemente confinada a sus implicaciones para la resolución de problemas particulares, puesto que la ética aplicada busca característicamente responder la pregunta general con un grado mucho mayor de particularidad.
Críticos y opositores
Buscando responder a problemas prácticos, la ética aplicada es, al revés de la filosofía, mucho más reciente. Según el punto de vista que prevaleció durante el dominio del empirismo y del positivismo (la mayor parte del siglo veinte) es que la filosofía no puede tener nada que decir sobre los problemas de urgencia práctica.
Este punto de vista está sustentado por dos argumentos
El contexto histórico
El principio de la filosofía aplicada podría decirse que coincide con la tradición de la filosofía occidental como un todo, pues el primero de los filósofos de la temprana Grecia, Tales, es recordado por combinar sus intereses en la filosofía especulativa con una perspicacia económica y un interés en la reforma legal y política. Escuelas posteriores de la filosofía antigua –pitagóricos, epicúreos, estoicos- ofrecieron a sus seguidores ciertos principios para la vida e incluso códigos distintivos para la práctica.
Tanto para Platón como para Aristóteles, las preguntas éticas y políticas son planteadas en términos de nociones tales como lo bueno para el hombre, el bien último, o lo que es bueno en sí mismo y para su propio beneficio. Suponían que su investigación conducía tanto a un modo de vida para el individuo como a una concepción de la buena sociedad. Ellos no coincidían sobre si esto conducía a que un individuo necesariamente viva de acuerdo con el aprendizaje ético obtenido. Aristóteles, a diferencia de Platón en sus escritos tempranos, permitía la intervención de la fragilidad que ocasiona el deseo para desviar a la persona que ha reconocido el bien a perseguir.
Los filósofos ulteriores frecuentemente aplicaban sus suposiciones éticas en casos particulares y veían esto no como un modo de fraccionar la filosofía moral –convirtiéndola en una ciencia de lo particular- sino como una ruta para formular principios-guía. Santo Tomás se ocupó de una variedad de temas prácticos, incluyendo el matrimonio y la familia en la Summa Theologiae y esta tradición fue desarrollada luego por Suárez (1612 – 1621) y Grocio (1625). Locke (1689) escribió sobre la tolerancia. Kant (1785; 1797) sobre el suicidio y sobre la cuestión de si es acaso correcto decir una mentira por motivos benevolentes. Bentham (1789) expuso una compleja teoría sobre el castigo, incluyendo la formulación de planos para un nuevo tipo de prisión, a llamarse panóptico. También escribió una reforma legal y política. La filosofía de Hegel incluyó puntos de vista sobre la familia y sobre el castigo. Los escritos de J. S. Mill sobre tolerancia, paternalismo y feminismo (1859) continúan siendo de interés actual, así como las controversias suscitadas en esas áreas que involucran temas de desacuerdo y debate y las teorías de Dewey sobre educación (1916) ejercieron una enorme influencia práctica en los sistemas de educación en los Estados Unidos y en Gran Bretaña.
La tradición en filosofía moral poco afín a la ética aplicada es de origen más bien reciente. Fue asociada al dominio del positivismo y el empirismo en la filosofía de la ciencia, y la afición por el análisis lingüístico en epistemología. Éste es un fenómeno del siglo veinte y corrige los últimos años del siglo diecinueve, que concebía una concepción más generosa de la próspera ética. Una cierta miopía en cuestiones aplicadas es reconocida entre filósofos en el mundo anglo-parlante, coincide burdamente, durante la primera mitad del siglo veinte, con varias explicaciones que pueden ser ofrecidas para el regreso gradual del foco visual. Para los que tienen interés en la ética médica, un proyecto de investigación en Tuskegee en los Estados Unidos, un grupo de control de la sífilis permaneció sin tratamiento por décadas luego que se conociera un tratamiento seguro; esto a menudo resultó un disparador que generó una discusión general sobre temas tales como la autonomía, la beneficencia y la no maleficencia, la confidencialidad médica y la ética de experimentos sobre sujetos humanos. Este caso pudo haber sido, sin embargo, un síntoma más bien que una causa, para que la medicina en general pasara durante esas décadas de ser una práctica con poco poder par ainfluir en el curso natural de la enfermedad, a ser una herramienta intervencionista poderosa. Cualquiera sea la causa específica, entonces, desde que este período de ética médica se convirtiera en arena de discusión crítica y controversial.
De vuelta en los Estados Unidos, la Guerra de Vietnam y las protestas que generó son citadas como promotoras de discusión de un alcance diferente de temas de aplicación (desobediencia civil, deber de conciencia versus deber social) y teniendo incidencia en un camino directo al establecimiento de la Sociedad de Filosofía y Asuntos Públicos y el diario Filosofía y Asuntos Públicos.
Otros, enfocando el interés del filósofo aplicado en el bienestar animal …
Finalmente, se debe decir que la filosofía misma, sin duda, proveyó de motivación enl crecimiento de la ética aplicada. La preocupación de la filosofía moral académica sobre temas morales enteramente menores en un siglo que había sido testigo de dos guerras mundiales y que además había vuelto más estrecho el acceso a la educación superior y con esto la élite más
Cercana y alguna persecución esotérica de la filosofía.
Esta alza de la ética aplicada…
Muchos escritores de ética aplicada, sin embargo, adoptan una postura utilitarista secular. Éstos incluyen al filósofo australiano Peter Singer y al filósofo de Oxford, Jonathan Glover, quien ha escrito especialmente en el área de la ética médica. R. M. Hare, en Moral Thinking (1981), propone una teoría prescriptivista que combina el utilitarismo con la universalización kantiana. También es influyente la ética del cuidado mencionada antes, que está frecuentemente ligada a diferencias de género. Otros puntos de vista incluyen al filósofo australiano John Passmore, que defiende una perspectiva moral liberal, especialmente en relación con la ética ambiental y John Rawls, cuya noción de equilibrio reflexivo combina el intuicionismo con la teoría contractualista. A Theory of Justice (1971), de Rawls, inauguró un nuevo abordaje en ética más práctico, que tenía implicaciones en economía, derecho y teoría política. Sissela Bok ha escrito sobre una fina variedad de temas sobre la vida pública en Lying: Moral Choices (1978). Mary Midgley, en Beast and Man (1978) y en otros opúsculos, ha discutido las relaciónes entre humanos y otras especies. Y Onora O’Neil (1986) ha formulado una ética kantiana para discurrir sobre temas como el hambre y la pobreza. El debate entre comunitaristas y liberalistas sobre la ética del capitalismo y el rol del bienestar puede ser visto también como una parte de la ética aplicada. El filósofo alemán Jürgen Habermas, una finfluyente figura tanto en la Europa continental como en el mundo anglo-parlante, ha propuesto una noción de consenso con el objeto de aplicar la teoría en la práctica.
Ética profesional
Divisiones similares pueden revelarse en la ética profesional, aunque la idea de que deberían haber códigos de ética peculiares para las profesiones particulares ha sido moneda corriente desde tiempos remotos, cuando el juramento hipocrático fue requerido a quienes se comprometían con la práctica médica. Muchos grupos modernos, incluidos ingenieros, enfermeros y abogados, han adoptado códigos formales para establecer niveles de práctica ética en su profesión.
La ética también juega un rol creciente en el entrenamiento de los profesionales. A menudo, el abordaje preferido es a través del uso de estudio de casos, a veces ficticios, a veces usando videos de casos reales. Un problema con el abordaje que utiliza el estudio de un caso es su posible efecto negativo. Para acentuar que existen al menos dos aspectos en muchos problemas éticos, y presentando las teorías éticas como salidas de conflictos, ellas pueden arriesgarse a generar una moral superficial o un relativismo cultura –el punto de vista de que sólo existen opiniones, no respuestas. El uso del estudio de casos y la discusión basada en la ética situacional puede tácitamente socavar principios. En contraste, algunos cursos intentan simplemente aumentar la sensibilidad moral de los principiantes, bajo la suposición de que si hay éxito, ellos realizarán buenas decisiones profesionales.
'Applied Ethics', Routledge Encyclopedia of Philosophy (1998), Version 1.4, London and New York: Routledge, trad. Claudia Sanese.

4 comentarios:

CarlosM dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
CarlosM dijo...

La exposición de su tema me parece excelente, me resulta muy claro como define y ejemplifica las situaciones que implican a la ética aplicada.

Unknown dijo...

Me parece muy ilustrativo este documento

Unknown dijo...

Me parece muy ilustrativo este documento

Acerca de mí